Me dejé corromper por el frío un rato. No había querido entrar ni tampoco quise quedarme afuera; no podía avanzar ni retroceder, tarde para ciertas cosas y otras para las cuales no me siento preparada. Me perdí en un limbo que no era ni una cosa ni la otra; quedé varada en la confusión ante no saber reaccionar por no haber reaccionado antes.
Y ahí me quedé.
Y ahí me quedé.
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