lunes

Esta guerra nunca nos da tiempo de tregua.


Si no lloramos, estamos angustiados. Si no estamos angustiados, nos sentimos frustrados. Si no nos sentimos frustrados, solamente nos resignamos. Si no nos resignamos, nos sentimos arrepentidos. Si no nos arrepentimos, nos sentimos culpables. Si no nos sentimos culpables, es porque estamos enojados. Si no estamos enojados, nos sentimos impotentes. Si no nos sentimos impotentes, nos sentimos hartos. Si no estamos hartos, nos sentimos al límite. Si no nos sentimos al límite, nos sentimos desbordados. Si nos sentimos desbordados, nos desahogamos. Si nos desahogamos, nos quedamos sin problemas. Si no tenemos problemas, inventamos algunos imaginarios. Si inventamos nuestros problemas, nos volvemos dramáticos. Si nos ponemos dramáticos, somos escandalosos. Si somos escandalosos, es porque queremos llamar la atención. Si queremos llamar la atención, es porque nadie nos da ni un mínimo de atención. Si alguien si nos presta atención, igual sentimos que nos ignoran. Si sentimos que nos ignoran estamos vulnerables. Si estamos vulnerables, nos dejamos pisotear. Si no nos dejamos pisotear, sobresalimos. Si sobresalimos somos rebeldes. Si somos rebeldes, tenemos que ser líderes. Si no somos líderes, nos etiquetan como tales. Si nos etiquetan nos sentimos presionados. Si nos presionan, nos estresamos. Si nos estresamos, mandamos todo al carajo. Si mandamos todo al carajo, la gente se aleja de nosotros. Si la gente se aleja de nosotros, nos sentimos marginados. Si estamos marginados, nos sentimos solos. Si estamos solos, tenemos miedo. Si tenemos miedo, lloramos.







A todo esto... 
¿Cuándo viene el entretiempo?
¿Cuándo levantamos la Bandera Blanca?
¿Cuándo nos tomamos un respiro?
¿Cuándo descansamos de tanto escándalo?
¿Cuándo nos olvidamos de todo el drama?
¿Cuándo podemos ser felices?
¿Cuándo esta guerra nos da tiempo de tregua?

Está cansada y se quiere morir