miércoles

De las cosas que llegan cuando uno deja de buscarlas.

El colectivo no frenó y casi tuvo que subir en movimiento. Hacía calor y ella no llevaba puesto el sweatter, los hilos eran muy gruesos y de por sí se asaba con esas calzas negras. Se abrigaba tanto pensado por las mañanas: no es lo mismo el clima a las 7 AM, que una vez amanecido el cielo y secado el rocío. El choffer de las 3 hoy no era el mismo que el de mañana. 
"Hola, Dany, ¿cómo andas?", era, en parte, una pregunta en retórica, solamente le interesaba comprar el boleto y volar hasta el asiento. 
Miró de reojo como para verificar si había algún conocido para conversar y pasar el viaje más rápido: una pareja joven, una señora con cara de cansada y un pelado con una guitarra. Así que siguió de largo y se sentó en el lugar de siempre, "los ante últimos asientos antes de la puerta, no muy lejos, pero tampoco tan cerca; un lugar para mí, y otro para el bolso." 
Se disfrutan más con auriculares mirando por la ventana al panorama, pero estaba roto el MP4. 
Le gustaban los comics, "quisiera que mi vida fuera tan bizarra como la de Scott Pilgrim". Ya iba por la mitad cuando llegaron al centro.
Que te toquen el hombro te hace sobresaltar un poco: primero miró su mano y un papel que estiraba, ella aceptó el papel como si fuera una invitación, y agradeció sin estar segura de qué decir.

Fue un gesto, fue un regalo: un poco de suerte. 
Supongo que es de esas cosas que son especiales, únicas.
Gracias al pelado por el trébol de cuatro hojas, hace rato venía buscando uno!

martes

El desorden de la pieza y el desastre de mi vida.

Habían zapatillas donde deberían haber lápices, habían golosinas donde deberían estar las medias, habían silencios en donde deberían haber palabras. Había ropa sucia mezclada con la limpia, y gente de mierda disimulando en su hipocresía. Habían camisas arrugas y sweaters manchados. Habían jeans cubiertos en barro y una campera estropeada por las polillas. Habían días de lluvia y fines de semana vacíos. Hojas de revistas, y futuros collages que nunca fueron terminados. Cosas que debí haber dicho y que nunca me animé. Miles de millones de diarios; de la semana pasada, de ayer, de hace un año... Recuerdos de los 4 años. Recuerdos de hace un mes que no están dónde deberían estar. Hojas de borradores, demasiados borradores. Demasiado pensar, bollos de papeles al rededor del tacho. Dibujos a medio terminar, bosquejos, ideas, algunas reflexiones y títulos de historias. Anécdotas que sólo irán a parecerme cómicas hasta dentro de 5 años. Notas para terminar la tarea, para buscar información, un número de teléfono y la lista de las que cosas a comprar en el centro. Ambiciones y proyectos, ganas de hacer cosas y vagancia para mandar todo al carajo. Fotocopias de física, apuntes de biología, machetes de geografía y notas de análisis de historia. Trastornos imaginarios, y una imaginación tremenda. Una musculosa sucia, el mail de la Procichiani, y la data para las olimpíadas de filosofía. Nostalgia y vacío. Bronca. Más papeles borradores. Amores del pasado, y miedo a lo desconocido. Terremotos de ropa en el placard y tsunamis de recuerdos en mi cabeza. Juguetes de cuando tenía 6 años, ganas de tener 6 años. Libros y latas de champigñones; más libros y poco tiempo para leerlos. Separadores a medio capítulo, faltando poco para terminar. Una lámpara rota colgada de la puerta. Fragmentos de vidrio, los pedazos de un corazón que ya no es el mismo. Saquitos de té secos. Escondites para las cosas, y algunas opiniones que, sería conveniente que nadie encuentre. Pelos de la gata sobre la ropa negra. Palabras fuera de lugar y maniobras evasivas. Situaciones que no quiero enfrentar y madurez que no quiero adquirir. Cáscaras sin nuez, y algunos copos de cereales de desayunos improvisados. Vasos sucios, de esas noches que me secan la garganta. Pañuelos usados, de esos días que me llegan a paspar la cara. Agendas que nunca supe usar, y consejos que no supe aprovechar. Álbumes de fotos y cosas viejas que no puedo tirar. Pilas de cosas que no quiero perder. Pérdidas que me carcomen la cabeza. Sueños que nunca despego de la almohada. Corpiños que se secan sobre el calefactor. Entradas de un concierto que se estropearon por la humedad. Un espejo apoyado en la pared. Experiencias a las que me aferro y no quiero soltar. Luz que entra por la ventana. Calor que calienta mi cara. El mp4 que debe estar tirado en algún rincón. Música, que está siempre, y en todos lados. Citas de Voltaire pegadas en la pared, algo que me dijo y que nunca me pude olvidar. Secretos ajenos y confesiones propias. La cama destendida y un insomnio encima. Artículos sobre el periodismo, la verdad que necesita ser difundida. Expectativas de vida y vacíos existenciales. El DNI arrugado y una identidad a construir. Recetas de comidas y algunos trastornos alimenticios. Raid para los mosquitos y las mariposas en mi estómago. Un libro sobre la vida que no termino de leer, y esas entradas inconclusas que dejo en finales abiertos.


Está cansada y se quiere morir