martes

Viciosas soluciones a problemas adictivos.

Nadé en el fondo de una botella de vino y pateé colillas entre los restos de un cenicero. Nadé entre penas y pateé frustraciones. 
Me sumí en el bar que es mi cabeza para sentarme en la barra de mi melancolía, callada me tomé el vino que son mis problemas, me fumé la impotencia que a veces es mi vida. 
En el borde de la ventana que a veces son sus ojos me llené del humo que en ocasiones es la solución y en otras un vicio. Me dejé congelar por la brisa que a veces es fresca y otras fría. 

Amputo de mí misma a este mundo para que ya no tenga conciencia de la vida que me abruma. Arranco su existencia para que yo desaparezca de su sistema. Quiero vivir en mí misma, y viviré sola, pero voy a vivir como yo imagine que vivo. 

Está cansada y se quiere morir