sábado

"El Estado llama ley a su propia violencia, y crimen a la del individuo", cita Max Stirner, filósofo alemán (1806-1856).



"Se conmemora el 24 de Marzo en nombre de todas las personas que fueron secuestradas durante el último golpe de estado militar en Argentina producido en 1976. Durante esa década siguiente fueron violados muchísimos derechos humanos en nombre del gobierno."
El "Estado" usó métodos violentos, por considerar "crimen" la infracción de la "ley", por parte de un "individuo". 






Creo que hasta el año pasado, o el ante, no sé, yo no estaba muy enterada de lo que trataba la fecha. Mi familia siempre perteneció a la clase obrera, en cierto punto conformista, por ende, podría decirse que ninguno de mis abuelos sufrió esa época, mis papás no se enteraron de nada, y yo... dígamos que a veces siento que me crié en un taper.


Soy una amante de la Libertad de Expresión, y en mi idioma, los golpes de estado son atentados contra la Democracia.
Las violaciones hacia los Derechos Humanos son atroces intentos por corromper la naturaleza humana, la dignidad de una persona, y al personal de una persona en si.
En cívica nos enseñaron que los Derechos Humanos tienen como propósito, entre otros, respetar la Libertad de un individuo. 
En esta fecha yo no conmemoro una lista de nombres de personas que murieron a manos del gobierno, no éso en sí... 
Cuando pienso en lo que pasó en la década del 76 no recuerdo nada, porque yo no existía. Pero sí me imagino algo... Pienso en grupos de activistas, partidarios del liberalismo, revolucionarios, muchas voces, muchas opiniones, cuentos, poemas, canciones, muchos carteles de protesta, ganas de hacer un mundo mejor, todos siendo quemados, censurados, torturados, asesinados, reprimidos, oprimidos, secuestrados. Personas con ideales, gente sumamente inteligente, culta, con proyectos y ganas de progresar. Personas apasionadas, que luchan por una causa. Personas que por amor a la educación, a la libertad, a un mundo mejor dieron la vida. Las caras de personas que querían un mundo mejor, para ellos, para sus hijos, y para todos nosotros. 

Soy de esas personas que piensan que esta sociedad está en decadencia, (tema aparte), pero el punto es que yo imagino que probablemente, las mejores personas, las más inteligentes, las que habrían logrado un verdadero mundo mejor, respaldados entre sí, los mejores argentinos, desaparecieron en ese último atentado hacía la democracia. 
Lo peor que se me ocurre es que hay muchas cosas que se perdieron. Muchas voces que se callaron para no hablar nunca más. Muchos sueños que se volaron para no llegar al cielo. Muchas ideas que no llegaron a ser proyectos. Tanto amor que no pudo ser concebido. Imagino que está perdido. 




El año pasado nos preguntaron en una actividad de metodología "¿Por qué es importante recordar? ¿De qué sirve la memoria?". En historia nos habían enseñado que estudiábamos los hechos del pasado para aprender de los errores que fueron cometidos, y no volver a cometerlos nosotros, así que básicamente la lluvia de respuestas se basó en esa idea. Yo fui un poco más revolucionaria y dije que para mí la memoria también servía para motivar, porque a veces uno tiene recuerdos tan hermosos que cuando estás triste, pensás en eso, y te dan ganas de salir adelante. "Los buenos recuerdos pueden salvarte la vida" (Frank Castle, The Punisher). 






A mi me motivan esas voces. Lo mejor que puedo hacer para conmemorar a los Desaparecidos, creo que es hacer lo correcto, lo justo. Moverme por la misma causa, con los mismos propósitos. Por ellos que dieron la vida, y pueden motivar hasta lograr grandes cambios. La historia los va a hacer inmortales, por haber soñado, por haber pensado, por querer ser libres, por luchar en nombre de la democracia.

miércoles

Inercia.

Estar tremendamente resignada, sin ganas de levantarme ni de salir de la cama. 
Leer, y no querer leer más.
Ver tele, y no querer ver más tele.
Conectarme, y no querer conectarme.
Escribir, y no querer escribir.
Recordar... Reflexionar. Llorar.
Ver un lápiz, y ver un papel. 
El raro sonido de un lápiz rozando un papel.
El absurdo olor de un papel pasado a lápiz.
El color negro, contrastando el blanco.
Soplar restos de goma de borrar.
Soplar restos de punta de lápiz. 
Sonreír.
Eso; éso fue por inercia.

domingo

Limpiar el té que volqué sobre la mesa, metafóricamente.

Cuando todo es una mierda, ¿qué más puede empeorar? 
Resignémonos esta vez. Respira hondo y sentate al borde de la cama. Mira por la ventana y deja que el sol caliente tu cara. Cerra los ojos, viaja lejos. Al país de Lórien, a Tatooine, a Wonderland, a la mierda, a dónde sea que no haya realidad. 
Pero volvamos. Volvamos, porque si no volvemos es como si estuviésemos huyendo. Tenemos que volver, aparte. ¿Quién va a dar vuelta los panqueques si no volvemos? ¿Quién va a volcar la tasa del té? ¿Quién va a romper un vaso? ¿Quién se va a olvidar la llave de la casa en la otra campera? Tenemos que dar vuelta los panqueques, tenemos que limpiar el té de la mesa, tenemos que juntar los vidrios rotos. Vamos a tener que ingeniárnoslas para entrar en la casa; a lo mejor encontramos una ventana abierta, o esperamos a que alguien más abra. Cometemos errores, pero podemos enmendarlos. 

Está cansada y se quiere morir