martes

Amor de verano.

Sentí recuerdos que se asomaban por el borde de mis labios para escaparse de mí y ser sonrisa. No me gusta usar la palabra 'esbozo' pero éso hizo, se esbozó desde mi memoria hasta mi boca la sensación de miel que se derrite al sol. 
Sentí el mimo en mi cara de un rayo de sol que me apuntaba, que con su calor me daba un beso en el hombro y recorría el resto de mi espalda; que con su nariz me hacía cosquillas en el cuello, y una sutil corriente de viento me suspiraba cerca de la oreja: me susurraba ideas llenas de anhelos y esperanza. 
Me refugié en el abrazo de ésas cálidas cuatro de la tarde y entregué mi alma para que se deshiciera entre toda la dulzura que sentía. Era la caricia del sol en mi piel desnuda, y traspasaba mi cuerpo para expandir su ternura llenando el agujero de mi pecho. Derritió mi corazón de piedra y me hizo entrecerrar los ojos para mirar en lo más profundo, pero no lejano; sino en lo hondo, cercano y dentro mío, porque me hizo sentir mía después de tanto tiempo habiéndome sentido ajena. 

viernes

Preguntale a Alicia, Julieta no sabe.

Releía y me preguntaba en qué momento me volví tan desinteresada...

"Tal vez se deba a que estoy creciendo, o que la vida se está volviendo más asquerosa."

Me extraño de mí misma, 
pero más me extraño a mí misma.

Necesito creer en mi "todavía", o creer en mí, todavía.

Y vuelvo a preguntarme si ésta pena lo merece... Trato de contenerme ante la frustración de revivir la sensación de déjà vu. Es que sentirme ocho meses más chica, para darme cuenta de que realmente nunca dejé de ser éste pedazo de mierda me genera impotencia resignada a ser angustia, resignada a ser tropiezo para caer eternamente por la madriguera del conejo. 
Sin embargo cada vez que me entrego a la caída siento que es un círculo vicioso del cual no sé salir, y por obligación, en pos tengo que escribir un "todavía", pero es como las promesas que nos hacen en la infancia: tan dulces como vanas; y prometerme éste "todavía" es una mentira de esperanza, una limosna cruel y caritativa. 

Mas es mi deber para y conmigo misma éste "todavía", porque si yo no creo en un "todavía", no me va a importar que otro lo crea por mí. Si yo no escribo un "todavía", no voy a leer el que otro escriba por mí.
No quiero darme por vencida, no quiero rendirme conmigo. Y es por eso que no lo hago, es por eso que sigo siendo yo misma, a pesar de todo. 

Está cansada y se quiere morir