viernes

Vi el tiempo en mi ventana.
También lo vi laminado la primera vez que aspiré DMT.
No quiero lucirme con palabras lindas y rebuscadas.
Quiero sacarme el enrosque de la cabeza.
Deschipearme del agrado.
Ya no quiero agradar.
Ya no quiero querer.
Ya no.
No sé.

Cada vez que voy al baño me gusta mirarme al espejo.
Me gusto.
Pero ultimamente cada vez que me veo siento mi tristeza.
Lo que esconden mis ojos vidriosos.
Mi mirada fisurada.
Me desborda la sensibilidad.

Lloro porque veo.
Porque siento.
Porque soy feliz
porque estoy triste
porque me siento agradecida
porque no siento
por qué lloro.

Vulnerabilidad.
Al viento.
Al silencio.
A la paz.

No quiero ser perfecta.
No quiero ser mi ideal.
No quiero ser una mejor versión de mí.
No quiero pensar que hay algo que podría ser, que no estoy siendo.

Porque hoy
esto doy.
Esto pido.
Esto entrego.

Hoy,
soy frágil,
con ternura.
Hoy soy mi abrazo.
Soy la sal
en mis orillas.
Soy el borde
de mis límites.
Soy la pena
de mi amor.
Soy el amor
que hay en mi vida.




Está cansada y se quiere morir