martes

Un año, dos meses, dos días.

Es la asfixia, y me desespera. 
Aislada de mis propios sentidos me siento privada de experimentar por mí misma; inútil es todo intento por respirar, como si en el fondo de una botella yo me ahogara en todas éstas ansias por libertad. 
No estoy presa porque no soy un cuerpo; tengo un cuerpo y mi alma es libre, pero la prisión me rodea y mis pies no corren. Será que yo no huyo, sin embargo, enfrentarme a los problemas no es luchar, sino verme en el espejo y escuchar un tic tac: mas no siempre le gano al insomnio, que soy yo misma, incapaz de soportar la espera.

lunes

Te (des) conozco todos los días.

Conocerte implicó darme cuenta de lo que poco que realmente te conocía. 
Mientras que con la mirada trataba de seguir el contorno de tu cara, me sorprendí a mí misma con el retrato de tu recuerdo, contemplé en él el tiempo que había erosionado tu existencia en el mundo y habías cambiado mucho. 
Por eso no podía dejar de mirarte, y en mi cabeza trataba de dibujar las cosas que se retenían en tus retinas, es que quería entender qué fue lo que te hizo cambiar tanto. 
Entre más me acercaba, más lejos te sentía; porque lo que antes era cerca ya no existía y estaba descubriendo la cercanía que había desaparecido tratando de conservar el vínculo cercano que antes teníamos. 
Me equivoqué, o a lo mejor fui asertiva, cuando te miré fijo y reconocí la misma mirada de confusión en mis ojos, que se reflejaba en los tuyos: por eso, viéndote, me ví a mí misma, y a través de tus arrugas comprendí el tiempo que a mí me había arrugado. 
Así que andamos paralelos, distantes, desconocidos, sin nunca dejando de haber sido en el pasado nosotros dos, porque no nos olvidamos.

Sin embargo te quiero, y nunca voy a dejar de hacerlo. 

miércoles

Jugar con las palabras es más divertido que conjugarlas.

Sentir en lo más hondo.

Lloró mi alma y sentí que ya no tenía cuerpo; que éstos dolores punzaban en algo más profundo que mi pecho, como si hubiese un agujero, algo muy profundo de donde sería irradiada mi esencia, como si de ése vacío saliera mi 'yo' vivo, mi 'yo' real, ése 'yo' que nadie toca, que nadie ve, que nadie siente, que nadie entiende: ése 'yo' que me recuerda que estoy viva, que soy más que carne y hueso, ése 'yo' que es libre de éstas cuatro paredes y de los obstáculos implicados por éste cuerpo, un 'yo' que se expande y que no tiene limites, que no es una forma definida, que es lo quiera ser. Un 'yo' más auténtico, con sentimientos genuinos.
Ahora entiendo porque cuando pensaba acostada en la cama yo sentía que flotaba. 
Soy más que arterias y venas bombeando sangre al corazón, más que glándulas endocrinas que segregan hormonas, más que ésta piel y humanidad. 
Soy alma, soy espíritu, soy esencia. 

Está cansada y se quiere morir