Saber que todas las idas y venidas decantan
A veces sopesar las esperas y los cambios inesperados
Gestionar el capricho en un mundo de normas preestablecidas es mucho saber alquimizar la frustración
A veces ir prendida fuego que no exista el fracaso ni reflexionar error. Hacer por sed de hacer.
A veces estar hecha agua y distinguir, no entender, no saber, aún así correr con los flujos, o ir despacio, llover, llorar, inhundar la razón de caprichosa sensibilidad.
Dame un amor que me devore mientras le cuento, que me vea como a un pedazo de carne parlante que siente y reflexiona su propia existencia, donde yo pueda ser culo tetas boca anhelos y quejas. Que vea mi vacío y la vacía esencia de mi alma.
Que entienda que la desenfrenada locura y mi libertad también son producto de un hambre intelectual.
Que soy deseo y cesos. Que a veces me freno y necesito pensar y después sentir, después enojarme, llorar, y amar cada vez más grande y a más.
Un amor que entienda que percibo de mí más la belleza de mi producción pero que también aprendí a aceptar la estúpida matrix.
Y también tengo miedos.
También tengo deseos.
Soy un amor mutante que a veces se desordena y se desvirtúa y nos condena. Pero después nos besa con sus palabras y nos erotiza con caricias que tocan los pliegues más ocultos.
Te besaré y seré tu peor pesadilla.