jueves

Alas lastimadas.

Ojalá valga la pena; ojalá algún día pueda leerme y sentirme sobreviviente, fuerte, vencedora. Poder recordar, conciliar el sueño, y soñar sin miedo a pesadillas o a despertar. 

Siempre me sentí como si estuviera herida y me desarmara, entonces desesperada tratara de sostener los pedazos que van cayendo de mí. Terca, negándome a parar; como si me arrastrara entre mis últimos alientos para llegar a algún mejor lugar. 

Nunca fue orgullo: me decepcionaron tantas hadas madrinas y hoy solamente quiero no esperar nunca más nada de nadie más.

martes

Moralmente mareada.

Estoy haciendo las cosas mal y sin embargo me siento tan bien. 

Encuentro la paz dentro de toda esta locura; a veces escucho música y más tarde me doy cuenta de que solamente es la lluvia, camino entre lunas y estrellas en medio del bosque y de repente siento que estoy en la playa, me acerco al lago.
Es como una esquizofrenia que me arranca del planeta Tierra y aunque no sepa dónde estoy tampoco quiero saberlo. Estar perdida es desaparecer por un rato, destruir todo lo que me rodea para que me quede todo lo que reside en mí; así que estoy dentro de mi cabeza, soy un producto de mi propia imaginación porque solamente en ella existo. 
Lo demás es confuso, y todo es un reiterado déjà vu, o a lo mejor un circulo vicioso de sucesos y errores del cual no sé salir. La vida entera es una metáfora dentro de algún verso que cierta vez en mi vida habré leído.
Veo la verdad en los actos sutiles, las intenciones dentro de las discreciones.
¿Cómo pueden ser eternos los segundos y sin embargo fugaces las horas? 
Ojalá la complejidad de la vida no fuese tan demandante: coherencia, responsabilidad, disciplina... Estaría anestesiada y no sentiría más nada que la calma que entra y sale por mis pulmones, por mis oídos, mi boca.

Al final siempre me encuentro, es necesario, pero me preocupa algún día no hacerlo, porque de hecho ya no es lo que quiero, creo. 

Está cansada y se quiere morir