jueves

autorretrato II




cuánto 
tiempo
pasó
en cuántos 
espejos
me ví
cuánto, cuánto,
cuánto
tuve que sangrar
hasta entender
que soy 
portadora
o portal
de la experiencia
de haber resurgido
de las entrañas
putrefactas
donde sólo
habita
la oscuridad
en lo más profundo de la tierra.
dónde sólo habita 
la muerte,
la muerte de nuestros sueños,
la muerte de nuestros deseos.
la muerte de nuestres amores.

ahí
donde
sentí el abandono de la luz y del tiempo,
para deambular dentro mío en la parálisis
de lo que es el espacio vacío,
incapaz de recordar
qué fue
el roce
de las que eran
mis pieles favoritas.
ahí 
dónde
creí que me fue presagiada la eternidad en el limbo,
para que arda por siempre la herida abierta del pasado,
la herida abierta del vínculo,
de la cultura,
del sometimiento,
de le niñe, del ser,
sin entender
la honra que es sentir la colisión de sentires acumulados desde tiempos ancestrales,
finalmente manifestándose
en un dolor intenso, explosivo,
como de repente querer decir basta,
y ver tu mano apuñalando tu propio cuello con un tramontina.
finalmente parar el tiempo,
poder parar,
bajarme del mundo,
huir de mí
dos segundos
entregándome al impulso,
entregándome a la violencia,
dejando herir,
destruir y liberar
mi existencia a la surrealidad.
porque volver al mundo
después de haber abandonado la conciencia
es de repente ver que el paso de la vida es surreal.
el tiempo se fragmenta en momentos,
y vivir en el pasado es lo más rápido que puede asimilar la mente.
paciencia con el pobre corazón
que se olvidó de lo que era amar.

a veces acaricio mis huesos
pensando
en lo placentero que sería
arrancar,
arrancar de mí mi estructura ósea,
así como paré el tiempo,
algún día desarticularme,
y moverme como una masa gelatinosa, 
porción de conciencia universal
bailar como un rayo de luz que vuelve a su matriz el sol.
ser libre
de esta encarnación suicida
consumando su suicidio.
entregándome al anhelo más profundo de mi ser,
ofrendar este cuerpo en un acto de sacrificio.
ojalá pudiera
hacer mi propio ritual,
enterrar uno a uno mis pedazos,
o tirarle mis carnes al hambre del óceano,
sería otra de mis performance de autorretrato.
dejarme fluir con un monólogo,
y quizás dar respuesta
a los misterios que no pude entender con la droga.
quién soy,
le pregunte a mi conciencia dmt,
dónde está el alma, dónde…
quién soy, antes de aterrizar, por favor,
dónde
está… el alma,
dónde



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Está cansada y se quiere morir